Después de los triunfos de Giulio Cesare en 1723 y de Tamerlano en 1724, Rodelinda completa la trilogía de las grandes obras maestras de Haendel en el ámbito de la ópera seria. Se compuso en 1725 con un libreto de Nicola Francesco Haym, inspirado en un libreto anterior de Antonio Salvi, a su vez adaptado de la tragedia Pertarito, rey de los Lombardos de Pierre Corneille. Rodelinda cierra así a uno de los períodos de creación más fastuosos en la carrera del compositor, aproximadamente una década después de su llegada a la capital británica. Con esta obra, en la que se mezclan historia romántica e intriga política, Haendel firma una de sus más bellas partituras, de una fuerza dramática excepcional.
La trama:
Lombardía, siglo VII. Bertarido, el rey, ha caído. Su vencedor, Grimoaldo, reclama la mano de su esposa Rodelinda. Esta lo rechaza con desprecio, sobre todo porque ya está prometido a la hermana del rey, Eduige. Furiosa por la infidelidad de Grimoaldo, Eduige se alía entonces con Garibaldo, que le confiesa que codicia su mano y el trono. Mientras Eduige prepara su venganza contra su prometido, Rodelinda se va al bosque con su hijo para llorar a su difunto esposo. Garibaldo la interrumpe para anunciarle que Grimoaldo ejecutará a su hijo si no se casa con él. Desesperada, Rodelinda acepta, no sin haber jurado matar al mensajero. Pero Bertarido no ha muerto y, oculto, asiste a la escena…
Fotografía: © Monika Rittershaus