En la Ópera de San Francisco, Peter McClintock presenta una conmovedora puesta en escena de Turandot, la ópera que compuso Puccini con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni, con Eva Marton y Michael Sylvester.
En Pekín, la sublime y cruel princesa Turandot, que se niega a casarse, reserva un destino trágico a los pretendientes que no sepan responder a sus tres enigmas fatídicos. En el momento de la ejecución del joven rey de Persia llega un Príncipe Desconocido, acompañado de su joven guía Liú. Primero indignado por la barbarie de la princesa, se enamora perdidamente de ella cuando la conoce. Ignorando las advertencias de su padre, el príncipe se somete a la prueba y responde correctamente a los tres enigmas. Como no quiere que la princesa Turandot se case con él solo por cumplir con su deber, el Príncipe le propone liberarla de su compromiso si consigue adivinar su nombre antes del amanecer.
La soprano húngara Eva Marton encarna a la princesa Turandot, uno de los papeles más importantes de su carrera. La potencia de su voz no merma en absoluto su perfecto dominio de los matices, expresa, mediante una interpretación sublime, diferentes pasiones, de la crueldad al amor, pasando por la desesperación. El tenor estadounidense Michael Sylvester encarna a un príncipe noble y heroico y aparecen como siempre los legendarios y cómicos ministros Ping, Pang y Pong interpretados por Theodore Baerg, Dennis Petersen y Craig Estep.
La escenografía de depurado estilo de David Hockney, declinada en tonos de azul y rojo, ofrece un marco perfecto para resaltar el suntuoso vestuario de los protagonistas firmado por Ian Falconer. Con los sutiles juegos de luz dirigidos por Thomas Munn, nos sumergidos totalmente en la atmósfera del cuento en el corazón de la China medieval, en la que Puccini se inspiró a partir de la obra original de Carlo Gozzi.