Hervé Koubi, coreógrafo francés de ascendencia argelina, de madre musulmana y de padre judío, ha estado siempre fascinado por las diásporas y reencuentros de los pueblos y los diferentes puntos de vista desde los cuales se han escrito los libros de historia. En Les Nuits barbares, ou les premiers matins du monde (Las noches bárbaras, o las primeras mañanas del mundo), la coreografía de Koubi cuestiona la noción del «barbarismo» mientras que revisita la historia cultural del Mediterráneo y los ciclos de invasión y asimilación impuestos por sus gentes, tanto las venidas de dentro como las de fuera.
Los bailarines de Koubi —seleccionados luego de una serie de audiciones en Algeria y Burkina Faso— son una maravilla de principio a fin, combinando en perfecto matrimonio la agilidad del salto en ballet con explosivas acrobacias. La banda sonora para esta mezcla de estilos coreográficos es una amalgama musical nutrida de diversas influencias, de Mozart a Wagner, pasando por música tradicional argelina, curada y arreglada por Maxime Bodson.
Como nos lo revela su obra, para Koubi es importante no ignorar las historias de violencia y opresión, enfocándose al mismo tiempo en las armonías de la historia: «Por más de 3000 años, nuestra historia ha sido testigo de incontables culturas cuyas diferencias nos han unido… Es este sentimiento de pertenencia [el ser parte del Mediterráneo] el que es mucho más antiguo que el concepto de las naciones».