Uwe Scholz, uno de los primeros directores del ballet de Leipzig, ha sido elogiado en el panorama de la danza como una de las mentes más brillantes de su generación. Cuando falleció en noviembre de 2004, a la edad de cuarenta y cinco años, era uno de los coreógrafos alemanes más importantes. Con una sólida educación coreográfica y musical desde su infancia, obtiene su primer puesto a los 22 años como coreógrafo en el ballet de Stuttgart, con Marcia Haydée. En este momento, se considera en una encrucijada entre su profesor John Cranko y el influyente George Balanchine; su prolífica producción coreográfica, llena de magia y la música más bella, la mayoría de cuyas obras fueron creadas en la Ópera de Viena, La Scala, Zúrich y Leipzig, debe mucho al neoclasicismo.
Dos interpretaciones de La consagración de la primavera para un coreógrafo
Esta grabación se centra en las dos interpretaciones de La consagración de la primavera, creada para lo que llamaba «su» ballet de Leipzig, que condujo a la fama internacional de 1991 hasta su muerte prematura trece años después. La velada se abre con un legendario solo, bailado por Giovanni di Palma a partir de la adaptación para dos pianos de La consagración de la primavera de Stravinski. A menudo considerada como el legado autobiográfico de Scholz, esta coreografía muestra la soledad del bailarín y la desesperación en imágenes desgarradoras. Otra interpretación de esta misma obra, esta vez en su versión orquestal, constituye la segunda parte de la velada. Kiyoko Kimura baila el papel principal junto a cincuenta y seis bailarines en el escenario. La puesta en escena demuestra que el Ballet de Leipzig es una de las mejores compañías de danza del mundo.
