Parece natural que, para su primer concierto al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín en diciembre de 1989, el programa presentado por Claudio Abbado esté dedicado a la Primera Sinfonía de Mahler. Para empezar porque Abbado, al momento de su nombramiento, era ya considerado como el gran experto en Mahler de aquella época. Por el otro, se trata de una obra escrita por un compositor joven que todavía no llegaba a la treintena: es su primera sinfonía y se trata de una partitura cargada de un fuerte sentimiento de nuevos inicios. En la captación, todavía hoy se percibe la magia del descubrimiento durante un concierto único.
Leer másFestival de Lucerna 2003