¿Cómo pudo en 1900 el organista de una iglesia en Londres convertirse en el amante de Greta Garbo? Leopold Stokowski no se detuvo a pensar cómo, pero lo hizo. Un extraordinario encuentro entre dos mundos, la iglesia y Hollywood, profundamente simbólico, marcó su vida: desde su nacimiento en Londres en 1882 hasta su muerte en 1977 en Estados Unidos, el director de orquesta vivió entre su gusto desmedido por el espectáculo y el rol decisivo que le tocó interpretar en la vida musical del siglo XX.
A la conquista del Nuevo Mundo y con sólo 20 años de edad, Leopold Stokowski supo desarrollar una personalidad camaleónica: lo mismo dando la mano a Mickey Mouse en la gran pantalla y respondiendo a sus preguntas sobre música, pero también asumiento la dirección de la Orquesta de Filadelfia en 1912 y por un cuarto de siglo. Usando únicamente sus manos, forjó esa sonoridad espectacular que se convertiría en la estética arquetípica de las formaciones norteamericanas. Será él también el fundador del Hollywood Bowl y de la primera orquesta juvenil del mundo: la All-American Youth Orchestra.
¿Qué puede decirse, pues, de un hombre que a los 95 años de edad no duda en firmar un contrato para la celebración de su propio centenario? Que era alguien que vivía sin miedo, quizá porque era en cierta forma un mago.
En estos valiosos documentos videográficos podemos verlo dirigiendo a la Filarmónica de Londres en 1969, con una interpretación de una intensidad y pasión únicas de la Sinfonía «Inconclusa» de Schubert. Además, en 1972 y con 90 años de edad, lleno de energía, en su concierto de despedida de la London Symphony Orchestra con la obertura de Los maestros cantores de Wagner, de una fuerza volcánica, y el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy, un cuadro musical de mil y un detalles.
De vuelta al pasado, el 1954 y con la Orquesta Sinfónica de la BBC, Stokowski dirige dos extractos de la Rapsodia Rumana de Georges Enescu, ¡una obra que en la electrizante lectura de Stokowski pareciera haber sido escrito para él!
