Renaud Capuçon (violín) y Frank Braley (piano) interpretan las Sonatas para piano y violín n.° 8, 9 y 10 de Ludwig Van Beethoven en el Grand Théâtre de Bordeaux (III/III)
El violinista francés Renaud Capuçon y el pianista Frank Braley forman un dúo desde hace tiempo y se han reunido para interpretar la totalidad de las sonatas para violín y piano de Beethoven en disco y en concierto. El programa de estos tres conciertos respeta el orden cronológico de creación de las sonatas «para seguir la evolución del compositor».
En este tercer concierto, Renaud Capuçon y Frank Braley interpretan las sonatas n.° 8, 9 y 10 para piano y violín de Ludwig Van Beethoven. La sonata n.° 9 es una de las más célebres sonatas para violín y piano. Estaba dedicada al violinista Rodolphe Kreutzer y fue rebautizada con el nombre de «sonata a Kreutzer». Hoy, se la reconoce como la más difícil de interpretar en su parte de violín.
Compuestas a lo largo de unos veinte años, las diez sonatas para piano y violín de Ludwig Van Beethoven ilustran la creciente importancia que tendrá el violín en los siglos XVIII y XIX. Progresivamente, el violín adquiere independencia y ha inspirado composiciones cada vez más virtuosas, en particular bajo la influencia de Corelli, Vivaldi –y el virtuosismo de sus conciertos para violines y cuerda–, Bach y Mozart. El violín se ha convertido así, al igual que el piano, en el rey de los instrumentos solistas.
Si bien las primeras sonatas de Beethoven reservan al piano un papel protagonista, las siguientes otorgan un estatus equivalente a los dos instrumentos, llevando a los solistas a compartir el discurso musical.
Este concierto da testimonio de la afortunada colaboración entre Renaud Capuçon y Frank Braley gracias a la igualdad del virtuosismo, la sutileza y la elegancia que demuestran los dos intérpretes y que imponen estas obras potentes en sus grandes líneas y frágiles en sus detalles.