Claudio Abbado no habla. Probablemente porque se expresa con la música tan intensamente que las palabras deben parecerle muy pobres. Así, cuando alguien consigue convencerlo para que hable, ante un micrófono y una cámara, es una gran oportunidad. Hasta Pierre Boulez se pone a ello y hace de entrevistador.
Este retrato del maestro se realizó en 1995 cuando era director de la Filarmónica de Berlín y de la Chamber Orchestra of Europe, y de la Orquesta Juvenil Gustav Mahler, de la que es fundador. Esta película sigue al director en sus sesiones de trabajo con estos conjuntos.
Pero también se abordan algunos episodios de su vida: su formación en Viena, cuando cantaba en los coros bajo la dirección de Bruno Walter o Karajan, sus recuerdos de sus colegas Zubin Mehta y Daniel Barenboim que lo conocieron en Siena en 1956, cuando eran muy jóvenes... El documental incluye además testimonios de músicos de orquesta y solistas como la pianista Maria Jao Pires, que intentan adentrarse en los misterios de su arte.
«Estaría bien que...» suele decirles a los músicos en lugar de darles órdenes. Todo Abbado está ahí.
