“Puccini era un hombre travieso – por no decir una palabra más dura… – Quiero decir, para Puccini el alma humana es como un arpa y él, con a su música, consigue tocar la nota exacta en el momento preciso”, explica Calleja.
“La música de Puccini te rompe el corazón, no puedes quedarte indiferente cuando ocurren todas esas cosas y ellos son reales en el escenario. La historia es tan conmovedora, tan comprensible para el público… La he visto incluso con niños. Me acuerdo de una vez que actué aquí y después recibí cartas de los niños, fue precioso. Me decían: ‘oh, era muy triste cuando te morías, terminé llorando’. Fue muy dulce porque sientes la reacción, en todas esas matinés, cuando los niños estaban ahí… ¡fue fantástico!”, cuenta Kovalevska.
“Cuando empecé a interpretar este personaje adoré el primer acto, y me encantó toda la historia, cómo se conocen, la forma tan bonita con que Puccini describe todos esos sentimientos románticos y el dueto con Rodolfo. Y el segundo acto, por supuesto. Ahora que me hago mayor el tercer y el cuarto acto cobran más sentido”, continúa.
“¡Quiere decir que ya tiene 24!”, ironiza Calleja.
“No es que me gusten más, quizás es que los entiendo mejor que antes”, concluyó la estrella letona.
“Creo que esta ópera es el rechazo a envejecer. Si Rodolfo de verdad quisiera crecer sabría que Mimì está enferma, ¿no? Entonces, ¿por qué no consigue un buen trabajo? Él sabe que no va a tenerlo siendo un artista. Ahí es dónde Rodolfo y yo discrepamos: si Joseph Calleja fuera Rodolfo no habría un cuarto acto, porque me dejaría la piel para pagar un buen doctor y estar seguro de mi mujer está bien cuidada”.La producción intemporal de Zeffirelli de La Bohème se representa en la Ópera Metropolitana de Nueva York. Los papeles de la joven pareja enamorada los interpretan el “tenor maltés”, Joseph Calleja y y la estrella letona, Maija Kovalevska.
“Puccini era un hombre travieso – por no decir una palabra más dura… – Quiero decir, para Puccini el alma humana es como un arpa y él, con a su música, consigue tocar la nota exacta en el momento preciso”, explica Calleja.
“La música de Puccini te rompe el corazón, no puedes quedarte indiferente cuando ocurren todas esas cosas y ellos son reales en el escenario. La historia es tan conmovedora, tan comprensible para el público… La he visto incluso con niños. Me acuerdo de una vez que actué aquí y después recibí cartas de los niños, fue precioso. Me decían: ‘oh, era muy triste cuando te morías, terminé llorando’. Fue muy dulce porque sientes la reacción, en todas esas matinés, cuando los niños estaban ahí… ¡fue fantástico!”, cuenta Kovalevska.
“Cuando empecé a interpretar este personaje adoré el primer acto, y me encantó toda la historia, cómo se conocen, la forma tan bonita con que Puccini describe todos esos sentimientos románticos y el dueto con Rodolfo. Y el segundo acto, por supuesto. Ahora que me hago mayor el tercer y el cuarto acto cobran más sentido”, continúa.
“¡Quiere decir que ya tiene 24!”, ironiza Calleja.
“No es que me gusten más, quizás es que los entiendo mejor que antes”, concluyó la estrella letona.
“Creo que esta ópera es el rechazo a envejecer. Si Rodolfo de verdad quisiera crecer sabría que Mimì está enferma, ¿no? Entonces, ¿por qué no consigue un buen trabajo? Él sabe que no va a tenerlo siendo un artista. Ahí es dónde Rodolfo y yo discrepamos: si Joseph Calleja fuera Rodolfo no habría un cuarto acto, porque me dejaría la piel para pagar un buen doctor y estar seguro de mi mujer está bien cuidada”.