La Ópera Garnier en París, una auténtica joya arquitectónica de la segunda mitad del siglo XIX, presenta El rapto en el serrallo de Mozart.
Ambientada en un Oriente imaginario, esta ópera se inspira en los ideales de la Ilustración; y es una exaltación de la fidelidad, la tolerancia y la clemencia.
La puesta en escena es de la ecléctica directora Zabou Breitman, que ha elegido el artificio del cine mudo para la famosa obertura.
"La obertura, musicalmente, es el resumen de lo que sigue. Pero, como se trata de una historia en la que es importante lo que ocurrió un año antes, quería que todo se entendiera inmediatamente con el artificio de una película de los años veinte. Quería introducir ese ambiente y dar la pauta rápidamente."
"Mozart se atreve con todo. Con él todo es posible, todo está permitido, y de pronto, esa aparente ligereza, que a mí me encanta, contiene amargura, nostalgia y las arias nos hacen llorar... Es decir, es una ópera: sabemos que no es verdad, pero todo es verdad. Es como en la película "Luces de la ciudad" de Charlie Chaplin, es la burla absoluta y terrible de la vida... Si no pudiéramos reirnos incluso de la muerte, sino no sería divertido."
"Hay algo que me encanta y es el cuarteto. Es como la ópera en miniatura, como si cantaran en una pequeña maqueta. Pues de hecho, los sentimientos de la ópera está presentes, y los cantantes parecen marionetas que repiten todo. Es como una ventana dentro de un cuadro..."
"Cada vez que cantan tengo un personaje favorito diferente, luego me digo... no, la prefiero a ella, y luego, no, prefiero a este otro. Y eso es genial. Creo que tengo una inmensa suerte de trabajar con artistas así. Tengo mucha suerte."
En este programa escuchamos los siguientes fragmentos de "El rapto en el serrallo" de Mozart:
Coro de jenízaros "Singt dem grossen Bassa Lieder" Aria de Blonde "Durch Zärtlichkeit und Schmeicheln"
Aria de Constanza "Martern aller Arten"