Bajo la batuta de Riccardo Muti, director de la Scala de Milán de 1986 a 2005, se desarrolla ante nuestros ojos el melodrama político verdiano por excelencia, puesto en escena por Liliana Cavani. En esta producción de 2001, Cavani apuesta por la tradición atemporal: escenografía en cartón y vestuario de época triunfan como para atestiguar que nada cambia en la Scala.
En todo caso, la excelencia musical está siempre presente: empezando por, en el papel de Riccardo, el formidable Salvatore Licitra, quien inició su carrera de tenor precisamente con Un baile de máscaras en Parma, en 1998; y con Maria Guleghina como una Amelia excepcional. La orquesta y el coro de la Scala, así como todos los solistas, se ven arrastrados por la dirección ardiente y contrastada de Riccardo Muti, quien se demuestra una vez más como un verdiano incomparable.
Libreto de Antonio Somma inspirado en Gustavo III o El baile de máscaras de Eugenio Scribe.