«Cuatro óperas, cuatro directores de escena». La Tetralogía de Wagner producida en 2000 en el escenario de la Ópera de Stuttgart bajo la batuta del director austriaco Lothar Zagrosek y filmada en 2002-2003 responde a esta singular idea artística. De este modo, El oro del Rin (el Prólogo) se confío a Joachim Schlömer, La Valquiria a Christof Nel, Sigfrido a Jossi Wieler y Sergio Morabito, por último la cuarta y última jornada del Rin, El crepúsculo de los dioses, a Peter Konwitschny, alemán de origen polaco, buen conocedor del teatro wagneriano: ha puesto en escena Tannhäuser, Lohengrin, Tristán, Los maestros cantores de Nuremberg.
Iconoclasta y experimental, esta Tetralogía causó sensación, hasta ese Crepúsculo de los dioses. En particular, Peter Konwitschny presenta a personajes con traje y corbata junto a otros con pieles de animales, revelando así la mitología wagneriana al situarla irónicamente ante un abismo. Pero es solo para ir al fondo de las cosas y encontrar la verdad de la gesta wagneriana, no por provocación gratuita. La decadencia de los dioses y el declive del orden que encarnan son absolutamente reales, y la emoción está muy presente.
En el plano musical, el director y la orquesta están perfectamente a la altura del proyecto y, en el plano vocal, el reparto responde al reto. Peter Konwitschny levanta al director de pura alegría durante el saludo ante el público, tal vez desconcertado pero absolutamente seducido.