La historia se desarrolla en 1911 y recuerda los últimos días de la vida del compositor Gustav Mahler. Mahler tiene cincuenta años cuando dirige su último concierto en la Orquesta Filarmónica de Nueva York, de la que es director musical desde 1909. En plena composición de su Décima sinfonía, cae gravemente enfermo. Debilitado, afectado, vuelve a Europa para recibir tratamiento, antes de morir el 18 de mayo de 1911.
Ken Russell jalona Mahler de flash-back, en los que dibuja sucesivamente los retratos de un niño pobre que sufre la cólera de su padre; de un joven músico frustrado por el antisemitismo hasta el punto de convertirse al catolicismo; de un esposo duro con su esposa Alma a la que sin embargo ama por encima de todo; de un padre tierno y atento destruido por la muerte de su hija.